La mona Ramona y el león Ramón

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Caminaba la mona Ramona por la selva de de la Vieja Cotorra, que estaba en la Porra, cuando la vio el león Ramón. El león se relamía, pues la mona hacía él venía.

-¿Tienes hambre?  -le dijo la mona Ramona al león Ramón cuando a su lado llegó-. Pues tu comida soy yo... Estoy cansad y de la vida asqueada. 
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La respuesta del León Ramón fue un rugido que que le dejó a temblar el oído. Luego, de la mona Ramona se compadeció y así le habló

-Deja de sonreír. ¿Estas loca? Anda. Vete... que se me hace agua la boca.... Pero, antes, dime: ¿Qué te ha pasado? ¿Qué te ha dañado?
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-En una semana todos mis amigos me han abandonado. Mi madre me ha dejado... 
-Algo habrás hecho mal, pedazo de animal.
-¡A que antes de que me comas te parto la nariz, feo, infeliz! Yo no hago nada mal, ni soy un animal. Vas a comer a una doncella, y por cierto, muy bella.

-Ya veo porque todos te han abandonado, lo raro es que no te dieran antes de lado.

La mona levantó la cabeza y dijo con tristeza:

-Me he hecho la loca para que me comieras con tu gran boca. Lo cierto es que quien me ha abandonado fue mi novio amado.
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-¡Que pena me da la nena! - dijo el león Ramón, con ironía, al tiempo que se entristecía -.Yo soy el último león de la selva de la Vieja Cotorra, No tengo novia que me puedan abandonar y no podré procrear, si lo tuyo es un problema, los laureles son claveles.   
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-En verdad estás amolado. Lo mío no es nada, con lo tuyo comparado... Si me sigo quejando... sería pecado. 
-¿Ya no quieres ser mi yantar? ¡Te debía devorar!

¿La devoró? Creo que no.

MORALEJA: La vida es cómo un variopinto laberinto. Cuando un alma está más perdida más cerca está de encontrar la salida

                                             Fin
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