Silvina la campesina
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En la tierra de Barlovento, donde entonaba bellas canciones el viento, vivía Silvina, una campesina de físico agraciado, de la cual un caballero llamado Iván estaba enamorado.
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Iván, que era un joven físicamente agraciado y adinerado, día tras día la cortejaba, pero la campesina de sus intenciones desconfiaba, ya que su madre le había dicho que el hombre es un bicho que busca pudrir la manzana sana.
Estaba la campesina Silvina, una mañana de primavera. cogiendo flores en la pradera, cundo llegó Iván montado en su caballo.
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Después de de desmontar, y de quitarse el yelmo, así le iba a hablar:
-¿Qué podría hacer para demostrar que os quiero, bello lucero?
La campesina Silvina se enojaba, cada vez que así le hablaba, Desconfiaba de lo que le decía porque ella para él poca cosa se creía.
-Caballero, es fácil decir, os quiero, y llamar bella a una doncella,
-¡Os amo, os adoro! Pedid lo que deseéis, tierras, oro...
Por vez primera, y para variar, la campesina Silvina a Iván le iba a preguntar:
-¿Con qué compararíais mi belleza? Hablad con franqueza. Que creo sentir algo por vos, caballero... No creo, sé que os quiero.
Ivan, le dijo, loco de contento:
-¡Sois bella cómo un pensamiento!
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-¡¿Un pensamiento?! ¡¡Un pensamiento obsceno!! Sois cómo un veneno. Marchad y no volváis a mi lado. Os mentí. ¡¡No sois persona de mi agrado!!
Iván, se marchó. Nunca más a Silvina cortejó. Y un amor que pudo ser de leyenda no llegó a ser ni un chisme de tienda
MORALEJA: Quien vive en un mundo de desconfianza a favor del diablo rompe una lanza.
Fin
La campesina Silvina se enojaba, cada vez que así le hablaba, Desconfiaba de lo que le decía porque ella para él poca cosa se creía.
pero que me queréis no demostráis. Yo creo que de mí os mofáis.
-¡Os amo, os adoro! Pedid lo que deseéis, tierras, oro...
Por vez primera, y para variar, la campesina Silvina a Iván le iba a preguntar:
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-¡Sois bella cómo un pensamiento!
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La campesina Silvina, se enfadó, y de su lado lo echó.
-¡¿Un pensamiento?! ¡¡Un pensamiento obsceno!! Sois cómo un veneno. Marchad y no volváis a mi lado. Os mentí. ¡¡No sois persona de mi agrado!!
Iván, se marchó. Nunca más a Silvina cortejó. Y un amor que pudo ser de leyenda no llegó a ser ni un chisme de tienda
MORALEJA: Quien vive en un mundo de desconfianza a favor del diablo rompe una lanza.
Fin
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