La ardillita Belencita, su madre y los patitos Juanito y Carlitos

                                 

-----------------------------------------------------------------------------------Belencita era una ardillita muy bonita que todos los días jugaba con los patitos cerca el río hiciera calor o hiciera frío. 

Tenía dos patitos favoritos, Juanito y Carlitos, que eran adorables y de todas las travesuras, culpables.

Una tarde tarde Belencita, la ardillita bonita, le dijo a los canijos:

-Juanito, Carlitos. ¿Habéis nadado mucho, amiguitos?

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-No hemos podido jugar, hemos estados secuestrados por el gato negro de los ojos dorados dijo Juanito mientras Carlitos reía en bajito.

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Les dijo la madre de Belencita, que a su lado había llegad, luego de sonreír de modo especial.

-Sí, debía ser cómo un chacal, debía ser colosal.

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-¡Un gato monumental! ¡¡Una fiera de animal!! -dijo Carlitos con su falsa voz de angelito.

La  madre de Belencita sabía que le estaban mintiendo y les dijo sonriendo:

-Por mentirme, truhan, quedáis castigados una semana sin pan.

Miró Juanito para su colega y casi con una alita le pega.

-¡Tenías que meter la pata! Un día vas a cobrar, cara de alpargata.

-¿Era mejor haberle dicho todo, bicho, tenías que decirle que después escapar de las garras del gato se nos retuvo al ponerse delante un elefante.

-Se lo diré todo, después del elefante se nos puso delante Ramón, el gorila bonachón, y luego el oso amoroso, y después Vicente, el canguro sonriente, más adelante, nos retuvieron una jirafa con gafas y Elegante, el zorro del buen talante, y...

La madre de la ardilla Belencita estaba viendo cómo metía el pato la patita y sintiendo que iba a desesperar lo mandó callar. 

-¡A callar que me vas a enfadar!   

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-¡Tenemos  derecho a ser creídos! No somos dos bandidos.

-Si, un gorila bonachón, un elefante que se os pone delante, un oso amoroso, un canguro sonriente llamado Vicente, una jirafa con gafas, un gato gigante....

-Pequeñito, pero no dejaba de ser gato el gatito -dijo Juanito.

-Decir la verdad. No hubo elefante, ni zorro de buen talante...

-Vale, nos ha pillado, os hemos engañado, pero no te debes molestar lo hicimos para jugar.

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-Mentir es engañar y a engañar no se debe jugar.

Belencita, la ardillita preciosa, le preguntó a su madre hermosa:

-¿Por que sabías que estaban mintiendo, mamita bonita?

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-Hijita, las cosas se comprenden mejor cuando una se hace mayor.

Moraleja: No hay mejor maestra en esta vida que nuestra madre querida.

                                                    Fin

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