Asafa, la princesa jirafa


--------------------------------------------------------------
En el Reino del Millón de Senderos, donde los melocotoneros eran sabios consejeros, vivía la princesa Asafa, a la que todos llamaban La Princesa Jirafa.
--------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------

Asafa, que era una gran belleza, al más alto del reino le sacaba una cabeza. No tenía pretendientes, ni nobles, ni pobres, ni plebeyos ni pudientes,
Su altura impresionaba y su belleza acobardaba.

Un día, al mediodía, se fue al huerto de los melocotoneros, a donde iban a pedir consejo, aldeanos, nobles, 
caballeros...
-¿Por qué soy tan desgarbada? ¿Por qué nací para ser desgraciada? -pregunto la princesa, desolada


-Sois la más bella del reino. Tenéis un talle que marea. ¿Quién os ha dicho que sois fea, alteza? -le dijo un melocotonero con voz de arriero.
--------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------
-No es que sea fea, se que poseo belleza, pero soy la burla del pueblo y de la  realeza.
-¡Qué poco sabéis de la vida, querida!
-Yo sólo quiero enamorarme, casarme...
-Todo lo andaréis, ya lo veréis -le dijo con mucho salero otro melocotonero.
--------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------

Al mes siguiente llegó una caravana de un reino lejano encabezada por el príncipe Ernesto, un joven muy apuesto, al que recibió el rey Tafa, padre de Asafa.
-¡Cómo me llamo Tafa que tengo delante a un gigante!-dijo el rey creyendo que su palabra era ley.
-¿No digáis eso, por favor, lo que pasa es que vos sois  bajo de estatura, señor.
--------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------

-¡¿Yo?! ¡Vive Dios que mido un meto veintidós!
-Yo diría que sois de estatura muy, muy, muy baja -apostilló Ernesto, el príncipe apuesto.

Un año más tarde sonaron campanas de boda. Se casaban el apuesto príncipe Ernesto y Asafa, la que fuera Princesa Jirafa, y que ahora ya no era tal, pues por su estatura, era el orgullo nacional.


MORALEJA: Quien no sale de su casa no sabe lo que fuera de ella pasa.

                                 Kiko
-------------------------------------------------------------


Comentarios

Entradas populares